Como la mayoría de los centros de Vipassana en el mundo, Dhamma Sukhadā sintió los efectos de la pandemia Covid. Así fue como durante una Jornada de servicio del 15 al 25 de marzo del 2020 se decretó el aislamiento social (nuestro país fue el que más días de aislamiento padeció). Algunos servidores que allí se encontraban, a pesar de tener planes personales ya programados, deciden quedarse para colaborar y vivir ese aislamiento en un ambiente dhámmico.
“Los siete servidores que estamos aquí, en el centro, nos sentimos privilegiados y llenos de gratitud por esta gran oportunidad. Hasta el momento nos hemos sentado en cinco cursos de un día porque, además, contamos con la presencia de un profesor. Estamos felices y agradecidos de poder seguir creciendo y estableciéndonos más y más en el Dhamma”.
En nuestras vidas sentimos un fuerte shock, un gran cambio en nuestras relaciones, la manera de comunicarnos y, casi obligada y forzosamente, tuvimos que integrar muy rápido la comunicación por Internet, nos gustara o no. Ya no se permitían los cursos presenciales, las meditaciones grupales ni las reuniones. Así, se implementaron las meditaciones online con un abanico de posibilidades y horarios: diarias de 1 hora (hasta por whatsapp), de 4 horas, jornadas de 1 día hasta con preguntas a profesores y en las cuales, durante varios meses, Dhamma Sukhadā tuvo participación activa.
Pero, cada uno de nosotros reaccionó de diferente manera, todas válidas y sin objeción, como si se nos hubiera caído una viga encima mientras caminábamos por una avenida de la ciudad o en el medio del monte, sin saber de dónde venía. Lo notamos con las meditaciones online, algunos pudieron mantenerla en el tiempo, otros por momentos y a otros les fue imposible engancharse, no fue fácil. También, muchos estudiantes pidieron comunicarse con profesores, de manera individual, de esta manera pudimos suplir las entrevistas presenciales.
Hasta las reuniones de Trust de Sukhadā modificaron su comunicación pero continuaron activamente con los proyectos, en la gestión y resolución de problemas.
A pesar de todo, teníamos la certeza que esto era anicca, en algún momento terminaría; teníamos la certeza de que el centro, por más lejos que estuviera de nuestro domicilio, nos estaba esperando para acogernos con toda su calidez una vez terminado este mal sueño. Durante todo este tiempo se puso a prueba nuestra paciencia y tolerancia, aunque a veces no resultaba como hubiéramos deseado.
A fines del verano pasado (abril-mayo) con gran entusiasmo iniciamos los cursos: un Satipatthana y calculamos tres más de 10 días y uno corto. El entusiasmo duró poco porque volvimos para atrás con el aislamiento. Sólo se pudo ofrecer un Satipatthana y un solo curso de 10 días para unos 30 estudiantes. Paciencia, tolerancia, muchas sensaciones y sonreir ante la frustración y desazón.
También teníamos la certeza del proyecto que había comenzado tiempo atrás como un plan inspirador y la guía catalizadora de las obras presentes y futuras: el Master Plan que se vislumbraba como una tabla de salvación al que podríamos acudir como referente del presente con raíces en el pasado y planes para el futuro.
Link para el Master Plan.
Durante la pandemia, los servidores fueron completando, con gran esfuerzo, una de las etapas de pintura en la zona cocina. Posteriormente, cuando se flexibilizó el aislamiento y pudieron acceder operarios se completaron los revoques de comedores, casa de profesores etc. Y así a pesar de no poder hacer cursos de 10 días fuimos preparando el centro hasta la nueva apertura.
Y llegó el día, comenzamos tibiamente, en agosto de este año, con un curso de 3 días para luego seguir con un Satipatthana y los siguientes cursos de 10 días, pero con capacidad limitada al 50%. Seguimos con los cursos y brindando esta posibilidad, aunque limitada, continuamos. Seguramente, en los próximos meses podremos abrir las puertas a toda la capacidad del aforo, mientras tanto cada miércoles después de 14 días “volvemos a empezar” …..
