Treinta años del Programa de Profesores Asistentes: cómo grabar la enseñanza

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Cuando Goenkaji asignó a los primeros profesores asistentes, tenía la esperanza de que se prepararan de a poco hasta llegar a ser capaces de impartir los cursos totalmente solos. Al mismo tiempo, reconoció que a los nuevos asistentes les faltaba mucho para poder hacerlo. Mientras tanto, decidió que usaría las grabaciones con sus propias instrucciones, discursos y cánticos.

Para hacer eso, tenían que tener grabaciones. Solo había algunas. Desde principios de la década de 1970, los estudiantes habían utilizado la tecnología de cinta de casete introducida hacía poco para grabar a Goenkaji. Pero el equipo no era de calidad profesional, y la gente encargada de las grabaciones, generalmente, tenía poca experiencia. Los resultados solían ser de mala calidad.

Otro problema fue que la grabación se había realizado por partes. Nunca nadie se había propuesto grabar sistemáticamente todo lo que Goenkaji decía o cantaba durante un curso de 10 días. Se podrían haber combinado un conjunto de discursos de la noche de distintos cursos y grabado instrucciones o cánticos de otras ocasiones. Como resultado, podría haber espacios en blanco o repeticiones.

Aparentemente, eso nunca fue una gran preocupación. Desde luego, se reprodujeron las grabaciones de los discursos de la noche en todos los cursos: Goenkaji daba el discurso en Hindi o en inglés, y los estudiantes podían escuchar una grabación del mismo discurso en la otra lengua. Pero rara vez se reproducían las grabaciones de las instrucciones. Incluso cuando los estudiantes asistían a autocursos en Dhamma Giri al comienzo, escuchaban las instrucciones principales de Anapana, Vipassana y Meta pero, lo demás, lo hacían por su cuenta.

Sin embargo, los autocursos eran para los estudiantes antiguos. Los profesores asistentes asistían tanto a los estudiantes antiguos como a los que se sentaban por primera vez. Y era importante que los estudiantes recibieran la enseñanza completa, tal como Goenkaji la enseñaba en un curso de 10 días.

Eso, al menos, era lo ideal. La pregunta era cómo llevarlo a la realidad.

Unas pocas cintas en una bolsa de papel.

Como suele suceder, cuando surgió la necesidad, alguien se ofreció para llevar la iniciativa a cabo. Quien hizo esto fue Thomas Crisman.

Thomas, un estadounidense de Texas, había aprendido otro tipo de Vipassana varios años antes. Cuando Goenkaji llegó a Norteamérica en el verano de 1980, Thomas decidió participar de un curso de 10 días en Chicago. Fue un punto de inflexión para él. Tomó la decisión de dejar su existosa carrera como abogado. En diciembre se fue a la India, sin saber si volvería alguna vez.

Ese invierno, le dijo a Goenkaji que quería abandonar su trabajo y que solamente quería meditar.  La respuesta lo sorprendió. Tal como recuerda Thomas, Goenkaji le dijo: “No, no puedes hacer eso.

Hay personas cuyos derechos están siendo violados. Necesitan ayuda y tú necesitas ayudarlos. Y, en segundo lugar, hay personas que tienen los pāramīs [buenas cualidades] para experimentar y practicar el Dhamma, pero a menos que se encuentren con alguien de su propio origen que lo esté practicando y que le pueda contar sobre él, nunca lo entenderán. Tú tienes la responsabilidad de mostrarles el Dhamma a esas personas”.

Thomas aceptó esos consejos, volvió a su casa y retomó su carrera jurídica.  Pero en diciembre de 1981, volvió a la India para meditar en Dhamma Giri. A principios de 1982, después de haberse sentado en un curso de 30 días, fue uno de los estudiantes que acompañó a Goenkaji en una visita a los lugares asociados con la vida del Buda: una especie de viaje de meditación.

Eso fue unas pocas semanas después de la asignación de los primeros profesores asistentes, y muchos de ellos habían participado. Cuando el grupo llegó a Bodh Gaya, Goenkaji arregló para que se dictara un curso de 10 días a mediados de marzo en Burmese Vihara, donde el propio Goenkaji había pasado mucho tiempo a comienzos de la década de 1970. Faltaba menos de un mes para que comenzara el curso. Como nadie más estaba disponible, Goenkaji le pidió a Bill Hart que impartiera el curso.

No mucho más tarde, Thomas recuerda una escena en una estación de tren, donde Bill partía del grupo y se dirigía de vuelta a Dhamma Giri para prepararse para el curso. “Tenía con él una pequeña bolsa de papel con una copia de la grabación de Vipassana, solo una cinta de casete: una grabación de Anapana y algunos discursos. Y eso fue todo. Recuerdo pensar en ese entonces, “Esto es aterrador para mí”. Este hombre tiene que ir, representar a nuestro profesor e impartir cursos y eso es todo lo que tiene. El resto lo va a tener que improvisar”.

De hecho, la situación tampoco era tan drástica. En Dhamma Giri había un conjunto de cintas con las instrucciones. Bill, cuidando de esas cintas y de otras que tenía, regresó a Bodh Gaya con la sensación de que tenía todo el material necesario para impartir un curso.

Aprendió de manera diferente la noche del día 1. Después del discurso, hubo un pequeño descanso y los estudiantes volvieron al salón para hacer la última meditación. Bill presionó el botón de reproducción en la casetera. Lo único que se escuchaba por los parlantes era un silbido débil. Y así, el primer día del curso que había impartido por primera vez —el primer curso impartido por un profesor asistente— Bill tuvo que hacer lo que Goenkaji les había dicho a los asistentes: como la cinta no funcionaba, tenía que dar las instrucciones él mismo. Tuvo que seguir haciéndolo todas las noches del curso porque las cintas que había llevado con él no incluían las instrucciones de la noche.

Misión: grabar toda la enseñanza.

Mientras tanto, Thomas había viajado con Goenkaji de regreso a Bombay. En el viaje, presentó la toda la enseñanza de un curso de 10 días. Goenkaji dudó al principio: le preocupaba que el proceso de grabación molestara a los meditadores. Pero Thomas le aseguró de que el disturbio se podría reducir al mínimo. “Seré como un ratoncito”, dijo.

Goenkaji acordó intentarlo. Y así, a fines de mayo de 1982, cuando los estudiantes ingresaron al salón de meditación para el inicio del curso de Goenkaji en Mendocino, California, vieron algo poco frecuente: Goenkaji sentado en la silla de Dhamma con Thomas a su lado, en el suelo, con auriculares y rodeado por un equipo de grabación.

Durante los cuatro años siguientes, esa imagen llegó a ser muy familiar. A lo largo del año 1986, Thomas realizó grabaciones de audio y video en los cursos de inglés que impartía Goenkaji todos los veranos en los Estados Unidos. Y cada invierno viajaba a la India para grabar cursos en hindi-inglés.

Cada vez que Thomas volvía a grabar un curso, todo el proceso tenía que repetirse y había que crear una nueva “edición”. Recién con la sexta edición Thomas quedó finalmente satisfecho.

Las grabaciones de audio en inglés e hindi-inglés realizadas en esos años todavía se utilizan hoy en todos los cursos de 10 días.

Más tarde, muchas otras personas participaron del trabajo de grabación. Otro trabajo de igual magnitud fue traducir el material y luego grabarlo en otros idiomas. Esos esfuerzos nos han proporcionado los conjuntos de grabaciones que ahora se utilizan en los cursos en todo el mundo.

“Esto podría funcionar”.

En 1982, no se podía esperar que el primer intento de ese curso en Mendocino produjera un conjunto definitivo de grabaciones. Se necesitaba un ajuste fino; eso estaba claro. Pero era una tarea para el futuro. Ahora mismo había una necesidad inmediata de las cintas. En unos pocos días estaba previsto que comenzara el primer curso de occidente, en Columbia Británica, impartido por un profesor asistente. Para llevarlo a cabo, Graham y Anne Gambie habían volado desde Australia. Primero habían ido a California para ayudar en el curso de Goenkaji y también para obtener los materiales didácticos. La última tarde y noche, pasaron muchas horas copiando las grabaciones hechas por Thomas en casetes que se llevarían consigo.

Art. Thomas Imagen 1Columbia Británica, junio de 1982: participantes en el primer curso impartido por un profesor asistente fuera de la India. Sentados junto a la mujer de la izquierda con un niño en su regazo están Anne y Graham Gambie, quienes impartieron el curso.

Al día siguiente volaron hacia el norte, a Vancouver, y se dirigieron directamente al lugar del curso, que se encontraba a una hora de distancia: un campamento para niños dentro de un parque regional. Ocho hombres y diez mujeres se habían apuntado para sentarse; aproximadamente la mitad de ellos había hecho cursos antes y la otra mitad era nueva en Vipassana.

El curso se desarrolló sin problemas, sin incidentes, excepto por algunas personas que venían de una playa cercana, que deambulaban por el lugar. Graham había servido en muchísimos cursos en India y Australia; nunca dudaba sobre qué hacer. Anne era una presencia reconfortante. Si había alguna pregunta, era fácil llamar a Goenkaji, que en ese momento estaba impartiendo un curso en el este de los Estados Unidos. Y día a día, meditación tras meditación, estaban las grabaciones recién hechas traídas de California, transmitiendo las propias palabras de Goenkaji a los estudiantes.

Después de 10 días, como siempre, había muchas caras sonrientes. Uno de los participantes recuerda haberse demorado un poco al final del curso para despedirse.

Un estudiante esperaba con una pregunta para Graham, preguntó: “Todavía no estoy seguro de entender lo que es anicca. ¿Qué quiere decir Goenkaji con eso?”. Prácticamente el mayor desafío en la India. En aquellos días, el país estaba mucho menos avanzado que hoy, y en Dhamma Giri el suministro de energía, por lo general, fluctuaba o fallaba.

Un meditador que ayudó a Thomas recuerda: “Una montaña de equipos llegó en dos grandes báules desde Texas y apareció en la sala de meditación principal en Dhamma Giri. Había luces especiales para la grabación de video y una gran variedad de baterías de automóviles para cuidar de los inevitables apagones”.

2012-Tina-Thomas-and-Radhe-ShyamTina y Thomas Crisman en Dhamma Giri, a finales de la década del noventa. Sentado con ellos está Radheshyam Goenka, el hermano menor de Goenkaji. Radheshyam jugó un papel decisivo en la digitalización del Tipitaka e hizo que estuviera disponible de forma gratuita primero en CD y luego en internet. También ayudó a desarrollar el Instituto de Investigación Vipassana. Falleció en 2007.

Con tantas variables, era muy fácil que algo saliera mal. A veces, el equipo resultaba defectuoso; a veces era la ubicación del micrófono; a veces se cortaba la luz; y a veces la lluvia en el techo (de carpa) hacía que Goenkaji tuviera que gritar. Por eso era necesario seguir grabando año tras año.

Y la grabación era sólo la mitad del trabajo. Después de semanas de grabación en los Estados Unidos o India, Thomas regresaba a su casa con carretes de grabaciones de sonido crudas. Ahora se aproximaban más semanas de trabajo donde las grabaciones se editaban y se ponían en un índice y después, se las transfería a un casete de audio de 90 minutos. Se necesitaron 42 cassetes para incluir todo el material de audio grabado en un curso de diez días. Este era el conjunto maestro, que se utilizaría sólo para hacer copias para la distribución. En aquellos días, cada asistente viajaba con un conjunto personal de cintas guardadas en un pequeño estuche. Thomas y su esposa Tina copiaban las cintas ellos mismos, llenaban los estuches y luego arreglaban para que fueran entregados a los lugares correspondientes.

Para las grabaciones de vídeo, el proceso fue similar: Thomas añadió un título y un final a cada uno, creó un maestro en formato VHS y luego lo usó para hacer copias. Había conjuntos para los diferentes sistemas utilizados en América del Norte, Asia y algunos países europeos.

Incluso para los estudiantes muy antiguos de Goenkaji, las grabaciones siguen siendo sorprendentes por su claridad e inmediatez. No es de extrañar que Goenkaji finalmente decidiera que las grabaciones deberían ser utilizadas indefinidamente en cursos de esta tradición. Esta es la mejor manera de asegurar que, en el futuro, las personas de todo el mundo continúen recibiendo la enseñanza auténtica tal y como él mismo la presentó, sin agregarle ni quitarle nada: la enseñanza de la liberación.

Thomas Crisman

Thomas Crisman fué acariya y sirvió en el Centro de Meditación Vipassana del Suroeste en Texas, EE. UU. Dhamma Siri, junto  a su esposa Tina quien sirve en el centro en la actualidad.

Thomas también ayudó con asuntos legales y organizativos que afectan las actividades mundiales de Vipassana. A partir de comienzos de la década de 1990, él fue quien tomó las riendas para que la enseñanza de Goenkaji tuviera presencia en internet, y continúo siendo el responsable del conjunto de sitios web www.dhamma.org  a nivel mundial.

Thomas Crisman falleció el 3 de agosto de 2020 en Dallas, Texas, a la edad de 78 años. Un hombre de negocios y abogado de gran éxito, tuvo también en su vida un interés en el desarrollo espiritual. En agosto de 1980, asistió al primer curso de meditación Vipassana impartido por S.N. Goenka en Estados Unidos. A partir de ese momento, Thomas hizo de la Vipassana el centro de su vida. Cada invierno, él y su esposa Tina viajaban a la India para meditar bajo la guía de Goenkaji.

Al mismo tiempo, los antecedentes y la experiencia de Thomas le permitieron contribuir a la misión de la vida de Goenkaji de formas únicas. Él registró sistemáticamente todas las enseñanzas de Goenkaji, y este esfuerzo hizo posible un programa de cursos ofrecidos en varios idiomas en todo el mundo. Cuando Internet nació, Thomas reconoció de inmediato su potencial y sentó las bases de www.dhamma.org, un portal que ahora utilizan cientos de miles de personas por año que buscan información sobre Vipassana, solicitan asistir a un curso o buscan una meditación en grupo en el área donde viven.

Thomas ayudó a asegurar los derechos legales de las grabaciones y escritos de Goenkaji, así como de los escritos o películas de los estudiantes de Goenkaji. Cuando Goenkaji comenzó a considerar una estructura general para su misión, Thomas tradujo esa visión al lenguaje legal. También fundó el Centro de Meditación Southwest Vipassana, Dhamma Sirī, y lo guió durante décadas. Con el tiempo se convirtió en uno de los maestros de Vipassana con más experiencia, un asesor clave y enlace de comunicaciones para Goenkaji, y un mentor y amigo valioso para muchos en el camino. Estas son solo algunas de las iniciativas de Thomas que benefician a muchos de nosotros hasta el día de hoy.

Cualquiera de estas iniciativas habría sido una empresa importante para una persona común. Thomas los manejó con habilidad y facilidad.

Rodeado de familiares y amigos amorosos, Thomas enfrentó pacíficamente sus últimos momentos. Aunque ya no está con nosotros, deja un legado precioso para cada estudiante de la meditación Vipassana como la enseñó S.N. Goenka. También deja un ejemplo de bondad, perseverancia, humildad y servicio desinteresado.

Que él esté en paz, sea feliz y se libere.

Un tributo más largo a Thomas Crisman aparecerá en breve en el Boletín Internacional. Vea también “Treinta años del programa de Maestros Asistentes: Registro de la enseñanza(en inglés)”, un artículo que apareció en nuestra edición de junio de 2012.

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