Inicio de los cursos en Latinoamérica

INICIO DE LOS CURSOS EN LATINOAMÉRICA
Conversación con Daniel Mayer – memorias de los primeros cursos de Vipassana

En cuanto a los inicios de Latinoamérica, nosotros tuvimos un curso en Massachusetts, y había un panameño y con dos o tres más y dijimos: “vamos a hacer cursos en Latinoamérica” … seguramente era en los ochenta, principios de los ochenta, posiblemente ochenta y cinco o antes, seguro no después del ochenta cinco, porque yo no fui más a Massachusetts después de 1985.  Fue mi último viaje a Massachusetts.  Y juntos decidimos hacer algo.

Después, en Dhamma Mahi en Francia se realizó un curso, a principios de los noventa en el cual Mirjam Berns y su marido estuvieron, y Mirjam le pidió a Goenka que por favor permita que su marido haga el Satipatthana que comenzaba en tres días, aunque se haya sentado sólo dos cursos de diez días, y Guruji lo aceptó enseguida.  Y así fue cómo también hablamos Mijam y yo de hacer cursos en Latinoamérica.  Y efectivamente en el año 1994, ella con otro estudiante francés que estaba casado con una venezolana, organizaron el primer curso, ese curso fue en 1994 en Venezuela.  En un lugar alquilado, muy cerca de donde ella vivía; era un lugar en san Antonio de los Altos.  En ese curso se sentó su hija de 14 años, posiblemente tenía mas y en los próximos cursos ella trajo amigas de su clase… En aquella época se aceptaban a veces personas de 14 o 15 años,

Professor Daniel Mayer

Profesor Daniel Mayer

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Mirjam Berns es ahora Acariya  de Dhamma Venuvana Venezuela

Y les dije: “yo preparé todo el curso para que ustedes puedan darlo, pero yo me voy a sentar”.  Así Arthur los condujo y finalmente yo fui a servir ese curso. Invitamos a mucha gente, había un peruano, no de Lima, sino de una de las ciudades importantes: Chiclayo.

Le habíamos pedido de organizar un curso y él dijo: “no, no no quiero”, porque él tenía miedo que tuviera que pagar el curso. Entonces, la gente no sabía, y no sabíamos tanto, porque pudimos haberle dicho. “No, no tienes que pagar nada”, en fin.  Pero ese hombre de Chiclayo nos mando USD $20 o $40 a Venezuela como participación.

Después había una mujer que vivía  en la calle, y la ella se enteró en la calle que había un curso de Vipassana y se vino caminando con una bolsa de basura, con su harapos y se sentó ese curso  y esa mujer en situación de calle, que se sentó su primer curso de 10 días, cuando terminó, habían dos chicos que tenían un carro pequeño Fiat donde caben dos adelante y dos atrás y esta mujer estaba en el medio; ellos le dijeron: “mira, te llevamos a tu esquina donde pides ”, y ella sube al coche muy lentamente, y yo estoy ahí justo donde pasan los carros, en la mesa de Dana y ella saca una pistola y me la apunta a mi, en la mesa donde estoy , y me dice: “usted me cuida mi donación, señor”. Ella terminó el curso, y con la misma bolsa de basura se volvió a su esquina donde vivía y pedía.

Yo no era profesor aún, Arthur si ya era profesor… yo no fui profesor hasta dos años más tarde.

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Profesor Arthur Nichols , quien condujo desde los inicios a la actualidad cursos en toda Latinoamérica

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Mataji, SN Goenka visitan Massachusetts, Arthur es el tercero  a la derecha , después  de Goenka, junto a servidores e profesores de los EEUU.

 Y hay muchas historias, que nos sucedieron en Latinoamérica, por ejemplo una fue la primera en Panamá, antes de Venezuela, lo que sucedió fue que una chica panameña que vive en los Estados Unidos, Carmen Boutet, vino a la India a sentarse un curso y dijo… estaba esta chica Verónica Logan, de Chile, que hizo el libro para los niños… esa chica ayudaba muchísimo a todos los latinos que venían a la India y se ocupaba de ellos y que tuvieran un buen cuarto y comodidades, y las comidas que no fueran demasiado picantes y cosas así… Y esta chica Carmen Boutet quedó muy entusiasmada del curso en la India y dijo: “Yo heredé una tierra en Panamá, y la quiero donar para un Centro”.  Entonces dijimos perfecto, pero no tenemos ningún curso y ningún estudiante en Panamá y usted vive en los Estados Unidos (Utah), entonces hagamos cursos en Panamá para tener antiguos estudiantes y justificar la tierra para tener cursos, pues no es cuestión de poner el carro delante del buey.    Entonces ella dijo: “perfecto vamos a hacer un curso”.  Y se organizó un curso, lamentablemente se cambió la fecha, por no se qué razón, y yo ya no pude ir en esa nueva fecha, porque ya me había comprometido a ir a otra parte.  Entonces, no pude servir ese curso.

El doctor Savla fue, él estaba en Georgia con sus hijos y tomó un vuelo… y fue a Panamá a conducir el curso.  Pero un profesor que no habla una palabra de español en un nuevo país, en un nuevo sitio, donde todo era por primera vez y además habían sólo dos servidores: esta chica Carmen Boutet y un panameño con el que había conocido en ese entonces en Massachusetts.

Entonces claro… el profesor necesitaba que alguien esté con él para las traducciones, por otro lado, también los estudiantes tenían que comer y había que preparar la cocina y este servidor nunca había estado en la cocina, nunca había cocinado.  Ósea que fue un curso muy difícil, con dos servidores, aunque hubo sólo 8, 12 o 15 estudiantes, no era posible, y eso fue lo que verdaderamente llevó a una crisis que tuvo que terminar ese curso.

Hubo una estudiante, que tuvo un sankhara muy fuerte, y se fue el día tres, ella habló con su marido y le dijo: “acá esto es un desastre”.  El marido era juez de la Corte Suprema, otros eran ministros … ósea era una élite.  Y ella le dijo: “Esto es un desastre, esto no es una cosa normal en un país normal, no sabemos que quieren hacer esta gente y hay que pararlo”.  Ella estaba tan negativa por lo que le paso, y estoy seguro que una de las razones por las cuales pasó, fue porque no había ningún tipo de estructura, el pobre profesor estaba perdido, y mucho fue gracias a eso.  Pero, no fue mal,  ya que una de las estudiantes era Virginia Gil del Real que fue la primera profesora en Latinoamérica, que condujo muchísimos cursos y al año siguiente o a los dos años, yo fui y conduje un curso en Panamá y fue un curso muy exitoso.

También tenemos como anécdotas el primer curso en Cuba, fue en el año 96 o 97 creo que fue diciembre del 96 y fue organizado por Eduardo Pimentel que él era profesor de Yoga y la mujer pianista y él hacía yoga también para la gente de la embajada de la India y organizó un curso.  Pudo conseguir un van donde entraban, creo, dieciocho personas. o sea, sólo pudimos tener dieciocho personas porque era todo los que entraba en el Van.  Fuimos en el van hacia el lugar, que era en Santa Clara, y Santa Clara es un lugar histórico porque fue ahí donde el Ché Guevara con unos 20 compañeros pusieron bombas en los rieles del tren.  El tren que venía con todos los soldados de Batista y todas las armas, descarriló, porque en la noche explotó y no vieron que los rieles estaban rotos y todos los vagones se cayeron, los soldados se escaparon, y dejaron todas las armas y todo lo que tenían y esos veinte con sus pequeños machetes y ametralladoras, hicieron huir a unos 200 soldados armados hasta los dientes.  Y esos tomaron las armas y empezaron a hacer la segunda fase de la revolución.

En ese curso, primer curso, llegamos ahí y no había sala de meditación, había muchísimas pequeñas casas, donde los estudiantes se ubicaron, pero no había sala de meditación y si había un lugar abierto.  Y había arena, pero estaba abierto, el clima era muy bueno, entonces yo dije: “perfecto, ustedes limpien eso, esa arena, la sacan, le ponen unas telas arriba y lo usamos como piso y tenemos la sala de meditación”.  Y resulta que esa arena estaba llena de insectos y esos insectos picaban y pasaban a través de la tela, y era imposible usarlo como sala de meditación.

Y después de haber limpiado todo eso, y haber puesto la tela y ver que esos animales estaban ahí y que la gente no podría meditar…  eran como las 8 de la noche, ya había empezado a oscurecer y yo dije: “señores lamento mucho, pero no hemos podido encontrar un lugar donde meditar, entonces veamos mañana qué pasa y todos pueden cenar algo e irse a dormir”.  Y yo me fui a dormir… no sabía que hacer, no quería anularlo, pero no sabía qué hacer.

Además, no había más transporte porque el coche que nos trajo se le pinchó la goma en el camino, pero aún con la goma pinchada siguió hasta donde había una estación de servicio, porque no quería parar y cambiar la goma (o no tenía no sé) y entonces ahí en la estación de servicio le dieron una nueva goma y así pudimos seguir, él volvía sólo hasta después de pasados los diez días.  Entonces yo no sabía qué hacer y a las seis de la mañana vienen unos estudiantes y me dicen: “sabe señor, si nosotros limpiamos un cuarto, donde había camas dobles y muy pesadas de metal, si somos capaces de vaciar ese dormitorio, sí podemos usarlo como sala de meditación”. Claro que solo había una puerta, ¡era un dormitorio!, pero si ellos lo vaciaban se podía usar. Y efectivamente lo conseguimos, a las once de la mañana, di Anapana, almorzaron y como eran todos estudiantes nuevos, no había antiguos, por la tarde pude hacer el checking y se dio el curso a las mil maravillas.

En otra ocasión, en un curso en Cuba al año siguiente  sucedió que había solo un carro para comprar la comida y todo eso, pero nos dijeron que no se podía ir a comprar comida en ese carro si no iba una persona que no es conocida, (nadie tenía registro), entonces el único que tenía registro era el conductor (y el carro era chiquitito) otro tenía que acompañarlos por que era del pueblo, porque si la gente veía que comprábamos mucha comida (era en el año 97 o 98); va a suponer que habrá una reunión y entonces vendrá la policía y puede haber un gran problema, entonces vino este chico y después vino otro, y el coche ya estaba lleno para hacer las compras del curso.

No tuvimos ningún problema con las autoridades para hacer el curso, ningún problema, eran sitios oficiales, de niños y todos. Lo único fue que en una oportunidad nos dijeron: “si, pero ustedes tienen que irse el sábado porque vienen las autoridades a una reunión”, y entonces yo tuve que hacer un curso, en vez de diez días, nueve días y después no vinieron las autoridades…. Pero ya había dado Metta y todos se habían ido antes, si no, hubiese podido dar el curso de diez días que termina el día once… Lo otro es que no tenían cómo cerrar las canillas de agua, entonces todo el día salía el agua y de noche cortaban en la central el agua, los que tenían que ir al baño en la noche, tenían que ir sin agua y yo me avergoncé un poco de lo primitivo que era.

En otro curso la sala de meditación era tal que ahí donde había un enchufe para enchufar el parlante y enchufar el grabador y todo, estaba lejísimo y no había ni cables ni nada, pero por suerte, cuando yo volé de Holanda a Cuba directo, un antiguo estudiante me regala cable de extensión que lo pude usar; y gracias a ese cable de extensión pude poner el Dhamma seat en la orientación correcta ,  donde tenía que ser, y usar ese cable para mi grabador.

Y así muchos cursos, en un curso que condujo Arthur en Brasil había tanto eco en la sala de meditación, que la gente no podía oír el discurso y para los discursos tenían que salir afuera en el patio.

Los primeros cursos en Latinoamérica los condujo Arthur, él los conducía y yo servía.

Fue la voz de Goenka y fue lo que él dijo, pero también lo que pudimos transmitir de él, lo que llenaba los cursos. Del primer curso en Venezuela, de ahí fui al Brasil, fui a la Argentina donde encontré un sitio.

También la madurez de los estudiantes que estaban listos para hacer algo para sí mismos, ¿me entiendes?

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Primer curso en Argentina 1994 Lobos, Buenos Aires, María Luisa, Amalia, Carmen (Panamá), Paco, Roberto, Daniel, Arthur, Eduardo

En Bolivia, había gente de Chile que se había sentado y así fue como hicimos cursos en Bolivia, y en Brasil. Yo había encontrado ese lugar en la Argentina y yo pensé que no era apto para un curso, pero Eduardo Puig que volvió de los Estados Unidos dijo: “No, no no esta perfecto, hagámoslo” y le dije “bueno si tu crees que se puede hacer”.  Resultó que la sala de medición era el establo, donde estaban los caballos.

Y entonces, yo estaba dispuesto a volver a Estados Unidos después de organizar una fecha en la Argentina, Eduardo me dice: “que bueno sería si, también tuviésemos un curso en Brasil”. Y yo dije: “si, yo organizo un curso en Brasil si tengo USD$5000, para organizarlo, si no olvidémoslo”.

Entonces fuimos al jardín zoológico y hubo un momento de silencio, para mí era claro que si no les damos USD$5000 a los organizadores, para mí era imposible tener el curso en Brasil, y es lo que ellos necesitaban, no había nadie que lo donara, entonces estaba con Eduardo y se produce un silencio entre nosotros dos, y muy profundo que yo todavía hoy, me acuerdo después de woo….. veinticinco años o más…. Y en ese silencio, pasa algo que no puedo explicar y el me dice: “esta bien, ven acompáñame”.  Y lo acompaño a la casa y él dice: “me esperas abajo” , subió al piso catorce donde el vivía, bajó con una llave, lo acompañé a la vuelta de la calle al banco, entró al banco, con la llave abrió la caja fuerte, sacó los USD$5.000 y me dio los USD$5.000 en efectivo, así yo con esos USD$5.000 en el bolsillo caminé a Varig que estaba también muy cerca de la calle Florida en Buenos Aires, y digo: “quiero cambiar mi pasaje que va de Buenos Aires a Miami con una escala en Brasil”.  Y en ese entonces no había ningún problema, no había multa, no había que pagar nada, entonces “perfecto, se queda tantos días en Brasil”. Me cambian el pasaje con escala a Minas Gerais y me dan el pasaje.  Me voy a Mina Gerais, yo conocía del primer curso en Venezuela a una estudiante que se había sentado el curso, ella se llamaba Beatriz, era una médica (ginecóloga) y me quedo en la casa de ella, con Ricardo que era antiguo estudiante, psicólogo, que organiza entre todas sus pacientes reuniones.  Yo voy doy charlas, él habla con todos sus pacientes, encuentra un sitio, ¡se pone una fecha y ya!  se da un curso.  Y así fue el segundo curso en Minas Gerais en Caeté, todo por Ricardo.

Y el tercer curso en Argentina, el cuarto curso en Chile; después al año siguiente nuevamente Venezuela; Brasil; Argentina; Chile y Bolivia.  Y así fueron paulatinamente.

Después en Venezuela, me escribe un hombre y me dice: “Yo estuve en un curso en Venezuela”, (era un estudiante que, en el aeropuerto en Miami, para volver a su país Colombia, va donde venden las revistas y libros, y ve un libro que se llama Arte de Vivir y él es muy ocupado, pero le gusta el título y lo compra y en el avión lo lee.

Le entusiasma tanto, que les escribe a los venezolanos preguntando donde hay cursos, le dicen en Venezuela, van a hacer ese curso, Y me dice: “Quiero tener un curso en Colombia”.  Yo digo: “perfecto, ningún problema”. Ponemos una fecha, él arregla todo para que se haga el curso en Colombia, cambiamos la fecha porque él no tenía estudiantes, él no sabía cómo conseguir estudiantes, yo voy y hago charlas y finalmente se consiguen unos 15 o 20 estudiantes.  Y así pagan el depósito para tener el curso, en un convento.

En el ínterin a la madre superiora de ese convento la cambian, viene una nueva madre superiora, que dice que es una locura, cómo le van a dejar a esta gente de Vipassana hacer un curso tan barato, de ninguna manera, pero por suerte había dos mujeres de Venezuela que vinieron a servir ese curso y, una de ella vino porque la mamá era de Colombia y se iba a sentar en ese curso, ellas iban a servir.  Y la mamá había ido a la escuela en ese mismo convento, porque también ese convento era escuela, y habló con nosotros y habló con la madre superiora, para decirle: “ustedes aceptaron el deposito, aceptaron la fecha, nosotros tenemos toda la gente, cómo van a dejarnos a nosotros sin curso”.

Entonces la madre superiora dijo: “no, la otra madre superiora no sabía lo que hacia y ustedes no tendrán nuestro lugar, a ese precio”. Y entonces nos cobraron tres veces más.  Yo un poco desesperado, porque iba a ser el primer curso y ese lugar era muy bueno, vi la negatividad de esa gente y a mí me hizo pensar no debemos tener un curso en un lugar donde hay tanta negatividad, pero yo sabía que era cuestión de dinero, entonces yo le dije: “mire, no depende de nosotros, yo voy a consultar y ver que podemos hacer”. Y trate de conseguir de ella, algún tipo de concesión, que le parece si nos cobra diez días en vez de once, o que le parece… y ella ninguna concesión, al contrario, más le pedía, más se cerraba.  Entonces yo di tres vueltas alrededor de ese convento y dije: “no, tener un curso con esas vibraciones, no tiene sentido” Entonces nos fuimos y mandamos un correo o llamamos por teléfono a los quince diciendo que era posible que no pudiéramos tener el curso, porque no tenemos sitio.

Y ese hombre, el que quiso organizar el curso, me dijo: “mire, yo tengo una casa de campo, con mi hermana y posiblemente allí podamos tener el curso y no tiene que pagar ningún alquiler”.  Pero, había tres problemas: Uno, la casa de campo esta en la zona roja y el día que termina el curso es el día de la elección donde ganó Uribe por primera vez y para llegar a la casa de campo, había que pasar por una carretera donde había dos tanques de guerra, ¿un tanque mirando hacia un lado y otro mirando hacia el otro lado, pero de esos tanques de verdad!  Y fuimos a esa zona de guerra, y yo dije: “ah perfecto, si su hermana nos autoriza, ustedes dos son los dueños, yo cubro los libros y saco esto o lo otro…” y así se hizo el primer curso y sólo que las elecciones eran un domingo….

Fue en Colombia, en Bogotá. El sábado quienes quisieran irse después de Metta podrían irse, porque al día siguiente eran las elecciones y se hablaba de mucha violencia, sólo se fue un coche con dos o tres personas y todos los demás se quedaron. Y ese fue el primer curso en Colombia.  Y así cada país tiene su historia.

En cada país se manifestaba el dhamma …era el deseo de compartir, el deseo de servir y un poco la sensibilidad de los otros.  Por ejemplo, en un curso viene un estudiante el día siete y me dice (con voz un poco agresiva, como si yo fuese su enemigo): “yo fui prisionero, y me llevaron a la comisaria y después me dijeron, pues ahora te vamos a matar y en la comisaria había  un patio en el medio y me llevan al patio en el medio y hay cuatro o cinco soldados con sus fusiles y me vendan los ojos y viene un cura (o primero viene el cura) y me dice: “¿quiere confesarse?” y yo le digo: “No,  tengo para que confesarme”  entonces me vendan los ojos y levantan, el otro dice: “Apunten y fuego” y se oye el fuego y yo sigo parado y yo no me caí y no sé qué pasó, después alguien me saca la venda de los ojos, me da diez bolívares o lo que era la plata, me abren una puerta y me dicen: “¡vete!”.  Imagínate ….

Eso fue en Venezuela. Y así cada país tuvo su historia. En Ecuador también tuvo su historia, íbamos a hacer…woo tantas cosas… el Dhamma es más fuerte que toda la organización, que todos los acariyas por encima, arriba existe el Dhamma.

Un hombre después del curso, nos dice si ustedes necesitan dinero yo les puedo regalar el pasaje para ir y visitar Honduras, que era el último país en Centro América que no había tenido cursos, y entonces con ese dinero vino Hamilton.

En Guatemala que fue el primer país en Centroamérica, sucedió que esta chica Julia Escobar, que ahora es profesora, me llama por teléfono a Sir Lanka, pidiéndome si podemos tener un curso en Guatemala. Y yo esto en mí casa en Sir Lanka, tomando el desayuno con Dennis que estaba viviendo con nosotros ahí. Y le digo muchas gracias, ya vamos a ver, vamos a ponernos en contacto.  Y le cuento y dice: “Ay, pero si te llaman de Guatemala y quieren un curso, ¿cómo no vas a ir? Entonces yo llamo de vuelta y les digo: “Si, organicen todo que yo vengo”.  Y voy y así es cómo se da el primer curso en Guatemala.

Todo depende del individuo y cuando el individuo ayuda, y el individuo entiende, entonces no necesita que le digan nada. Y terminó el curso, todo el mundo se va y quedamos muy pocos haciendo la limpieza en Guatemala y me dicen: “Si. Hay un déficit de USD$500”. Y caminamos y estamos parados, los cuatro, ahí en Guatemala, y ella mira en el piso y encuentra unos billetes de dólares y los levanta y los miramos y ¡son cinco billetes de cien dólares! Entonces, un entusiasmo, pero parece místico.! Entonces, yo le digo: “no, no no ustedes no usan ese dinero, posiblemente se le cayó a alguien y vamos a ver qué pasa”. Y efectivamente, al día siguiente alguien nos llama y nos dice: “Yo no sé qué pasó, pero yo tenía 500 dólares y abrí mi cartera y no los tengo más”.  Y entonces se los devolvimos.

Y así distintos países tuvieron su historia ¿me entiendes?

El primer Centro en Latinoamérica fue en Dhamma Santi. Lo que sucedió con Dhamma Santi, fue lo siguiente:  Un brasilero que había estado en el exterior (creo en Estados Unidos) vuelve al Brasil, vuelve a su estancia (campo) y nos ofrece su lugar para cursos. Damos cursos en su lugar (tres cursos seguidos) Y lo ofrece, pero a los brasileros no les gustó. Yo feliz en ese lugar, a mí no me importa el confort, yo, aunque duerma con las cucarachas, mientras no las tenga que comer… Entonces encontraron otros lugares y Verónica, se enteró, ellos pensaban que sólo se podían tener cursos durante la época de vacaciones y vinieron y comentaron, si nosotros tenemos tres cursos o cincos cursos por años, en diez años es lo mismo que el alquiler es lo mismo, como si comprásemos algo.  Y ahí fue que se movilizaron para comprar Dhamma Santi. Y gracias a donaciones casi todo fue gracias a donaciones de un solo estudiante las mas grandes donaciones) Y ese hombre fue el que donó, también la semilla para pagar los pasajes aéreos de los profesores. Porque ya empezamos luego a tener profesores asistentes, los países no podían adelantar el dinero, o no tenían, era muy complicado y era muy costoso, mandar dinero de un país a otro. Pero querían darle el dinero al profesor cuando llegaba, entonces, necesitábamos un fondo que se llamaba semilla, que se le daba al profesor que se compraba el pasaje y cuando llegaba el profesor al país, el país le daba el dinero del pasaje o lo que podía. Y ese fondo se acabó a los cuatro años, más o menos, y no se volvió a renovar… pero por lo menos durante cuatro años tuvimos ese fondo.

Y esa persona ofreció donar, como se dieron cuenta de que verdaderamente, los alquileres eran tan altos y yo dije: “nosotros podemos tener cursos todo el año y se va a llenar” no lo creyeron.  Y efectivamente, así se compró el Centro y se uso la casita como cocina como dormitorio, y como para todo. Y había atrás un establo

 y se llevaron todos los animales, que es ahora donde están las mujeres, delante de donde estaba el establo.

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Eilona Ariel, Daniel Mayer, Verónica Mannarino, Leila Macedo e Guiza

Dhamma Santi início- fotos de 19 de Dezembro de.2002 e 4 de Janeiro de 2003- Boletim do ano 2003 anunciando a inauguração do Dhamma Santi

Era el único lugar disponible para comprar, y que estaba dentro de un presupuesto normal, el hombre lo quería vender, no era cuestión de elegir (ay yo quiero tal o cual lugar) era cuestión de tomar lo que venga y lo que podíamos pagar – tener. Y luego resulto que el dueño que vendió la tierra era amigo de Mazé y la persona que más se ocupó de eso fue una mujer que ya se murió) se llamaba Guiza y era Psicóloga…Ella estuvo en Francia mucho tiempo

Dhamma Santi atualmente, sala de meditação, refeitórios, cozinha, suítes masculinas,  

Professor Daniel Mayer em um dos primeiros cursos no Dhamma Santi

Profesor Daniel Mayer en uno de los cursos en Dhamma Santi

Y así cada país tuvo su propio Karma y creció, claro siempre con la Metta de Arthur, claro en ese sentido, por ejemplo, yo recuerdo, yo era mucho más intolerante. Los argentinos decidieron: “Vamos a tener un News Letter” e hicieron News Letter de una o dos hojas, y en vez de poner la rueda y Vipassana meditación pusieron Be Happy (sé feliz) y nada que ver con lo que es una News Letter, que es como marca registrada, es como si coca cola, en vez de usar el emblema, usa: “buen provecho o tienes sed” o cosas así.  Entonces, yo dije: “no, ¿cómo van a mostrar eso?, ¡es un desastre!”  Y Arthur dijo: “no, no no no, diles que hicieron lo mejor posible y no impriman más, pero los que ya imprimieron pueden distribuirlos”.  Y todo ese tipo de generosidad y tolerancia y comprensión de que son principiantes y que no saben otra cosa, y hacen lo mejor que pueden, eso es muy importante, y eso cuando se torna en una Organización ya se pierde el individuo allí.

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Algunos servidores después de uno de los primeros cursos organizados en Brasil (Arthur Nichols , primero a la derecha).

Y eso también es lo que dijeron todos los Budas, que sólo el Dhamma queda 500 años después de un Buda y después empieza a deteriorarse perderse, justamente por esas simplezas y no va a cambiar.

Pañña es lo más importante.

Hay un dicho que dice:

“Piensa por ti mismo y no dejes que los otros piensen por ti, tú vida será más fácil”.

Daniel Mayer es la voz de las traducciones de los cursos en español y pionero de los cursos en Latinoamericana y África.  A sus 80 años continúa sirviendo al dhamma y actualmente vive en Dhamma Giri, en la comunidad U Ba Khin – Igatpuri -India.

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