Antes y después: cinco estudios de casos sobre mejorías en salud mental – por Dr. Raman Khosla

Vipassana es un método científico para purificar la mente mediante la observación interna de la interacción entre mente y materia, llevada a cabo por los meditadores. Todos los beneficios que se ven en un meditador de Vipassana son el resultado directo de una mente pura y son proporcionales al grado de pureza. Según la perspectiva de Vipassana, los desórdenes mentales son el resultado de la acumulación de un gran número de impurezas de la mente, dentro del campo de la avidez o de la aversión. Todas las personas, cuyas mentes no están totalmente purificadas, son vistas como portadoras de algún grado de desorden mental. La diferencia entre un individuo con desorden mental y uno sin, según se lo define en términos psiquiátricos, está dada por el grado de contaminación. Dentro del espectro de la aversión, las contaminaciones incluyen: ira, odio, animadversión, mala voluntad, animosidad, irritabilidad, agitación, ansiedad, tristeza, temor, culpa, sentimiento de inferioridad y celos; mientras que, aquellas dentro del espectro de la avidez incluyen pasión, ego, codicia, arrogancia, auto indulgencia, posesividad y vanidad.

Al día de hoy muchas personas con desórdenes mentales han participado en cursos de Vipassana. Las consideraciones especiales dadas a tales personas incluyen: una preparación previa en algunos casos, acompañamiento de un miembro de la familia durante el curso, tiempos de relajación entre meditaciones, y supervisión extra por parte del guía del curso. Un curso de Vipassana de 10 días es sólo el punto de partida para erradicar las contaminaciones mentales del individuo. Es absolutamente esencial que el meditador continúe su práctica diaria aún después del curso y participe en cursos posteriores. Si la persona cumple con ello, no cabe duda que, tarde o temprano, las contaminaciones mentales se verán reducidas, marcando así una mejoría significativa en su desorden mental. A continuación se presentan cinco casos de individuos con desórdenes mentales para enfatizar el cambio en estas personas gracias al impacto de la Vipassana. Al final de cada informe, intentamos resaltar brevemente la dinámica detrás de la mejoría, desde el punto de vista de Vipassana.

Los parámetros psicológicos estudiados en el individuo antes del curso de Vipassana y transcurrido un año del mismo, son los siguientes:

  1. Índice de resistencia basado en la personalidad, que mide las características y la dinámica de ésta.

  2. Verificación de síntomas, que mide los síntomas psicológicos y fisiológicos.

  3. Escala de depresión de Hamilton

  4. Cuestionario de Afrontamiento del Estrés, que mide cómo el individuo enfrenta el estrés. En todas estas evaluaciones, a menor puntaje en la escala, mayor es la mejora en las personas.

Estudio de Caso 1: Dependencia del Alcohol

El joven X, soltero, bien educado, veintitantos años, llevaba más de siete años de adicción al alcohol a pesar de que su padre, también alcohólico, había muerto joven. Los dos últimos años quiso dejar de beber, debido a sus problemas de salud y económicos, además de haber perdido su empleo, pero no tuvo éxito. Incluso intentó una desintoxicación, tanto con ayuda de médicos como por cuenta propia, se internó en un centro de rehabilitación, participó en encuentros de AA (Alcohólicos Anónimos) y realizó varios viajes espirituales, pero nunca logró dejar el alcohol por más de un mes. Sus palabras fueron: “Estaba harto porque el Demonio me tomaba cada vez que comenzaba a pensar que lo tenía controlado.

Empecé a creer lo que me decían: ‘Una vez alcohólico, serás siempre un alcohólico’. Incluso llegué a pensar en el suicidio pero nunca lo intenté, por pensar en lo que le podría pasar a mi anciana madre sin mí.” El joven X hizo su primer curso de Vipassana inmediatamente después de una desintoxicación, y dos cursos más luego de un año y medio. A partir del primer curso, dejó el alcohol por completo, tiene un trabajo estable, ya no está triste y es optimista con respecto a su futuro: “Fui un ignorante al culpar a las circunstancias o al alcohol por mis problemas. Aunque AA me enseñó a aceptar la total responsabilidad por mi alcoholismo, los días que no había reunión me sentía aún más miserable porque bebía. Incluso ahora siento antojo de beber ocasionalmente, sobre todo cuando veo a mis colegas beber, pero lo puedo controlar. La razón es que Vipassana me ha hecho dar cuenta que mi antojo no es de alcohol, sino de las sensaciones de placer a las cuales el alcohol me induce, y la aversión es a las sensaciones desagradables que surgen durante la abstinencia.”

Los resultados de sus evaluaciones son:

Evaluación previa a Vipassana 1 año después
Resistencia de la personalidad 82 46
Verificación de síntomas 194 78
Escala de depresión 14 4
Escala de Afrontación 116 74

Un bebedor desarrolla ansia por conservar las sensaciones placenteras causadas por el alcohol y quitar las sensaciones desagradables causadas por su ausencia. No es el alcohol el problema; la raíz del problema está en el fuerte deseo hacia las propias sensaciones. A medida que un/a bebedor/a se desarrolla en la técnica de Vipassana, él o ella se vuelve más ecuánime tanto hacia las sensaciones placenteras como las desagradables, rompiendo así el “círculo vicioso” del deseo. El viejo inventario de antojos relacionados al alcohol surgirá entonces, produciendo sensaciones. Si uno permanece ecuánime a ellas, éstas pasarán, poniendo así un punto final a la adicción al alcohol del individuo.

Estudio de Caso 2: Depresión

La Sra. A, casada, de cuarenta y tantos años, y miembro muy activo de un grupo religioso, se había estado sintiendo muy triste por más de tres años. El inicio fue gatillado por la muerte accidental de su padre y de su hermano. Al principio, estaba muy ansiosa, lloraba y se sentía culpable, diciendo que había desperdiciado su vida. En los últimos dos años, había perdido interés en casi todas las actividades cotidianas, estaba preocupada por sus hijos adolescentes, tenía pensamientos pesimistas e insomnio. “Hacía mis actividades diarias sólo porque debía hacerlas”, decía. “Incluso me volví más religiosa y comencé a leer el Bhagavad Gita todos los días. Mientras leía me sentía un poco mejor pero en pocas horas volvía a sentirme miserable”.

Consultó muchos psiquiatras privados, quienes le dieron antidepresivos, “con ellos, me sentía como un 60% mejor, pero siempre que trataba de reducir la dosis, volvía a sentirme terriblemente deprimida”. Muy entusiasmada cuando escuchó hablar de Vipassana, hizo su primer curso sentada hace más de un año y obtuvo muchos beneficios. Con la práctica regular en su casa, luego de un año, llegó a sentirse un 90% mejor. “Jamás me había sentido así de bien en los últimos cuatro años. Mi vida cambió por completo con Vipassana. Había escuchado y leído todo el tiempo sobre la ecuanimidad en el Gita; hasta me consideraba una persona muy ecuánime, pero la primera vez que me enfrenté a una grave desilusión en mi vida, me quebré. Entonces, todos mis conocimientos religiosos no fueron de mucha ayuda. No obstante, Vipassana ahora me ha hecho dar cuenta de que el verdadero significado de la religión yace en la práctica de ser ecuánimes de cara a los altibajos de la vida”.

Los resultados de sus evaluaciones son:

Evaluación previa a Vipassana 1 año después
Resistencia de la personalidad 74 52
Verificación de síntomas 226 60
Escala de depresión 20 4
Escala de Afrontación 92 44

El meollo del problema de esta mujer eran las impurezas relacionadas a la tristeza y a la ansiedad, que se basaban en sensaciones desagradables. Las distracciones mentales en forma de lectura, la alteración mediante químicos o la alteración de su nivel de consciencia generada por los medicamentos sólo le brindaban un alivio temporal. La raíz de su problema yacía en la falta de ecuanimidad con las sensaciones desagradables, causadas por la ansiedad y la depresión, lo que hacía que continuase atando nudos a su depresión. Con la práctica regular de Vipassana, se volvió más ecuánime ante las sensaciones desagradables en su interior y su depresión desapareció automáticamente.

Estudio de Caso 3: Ansiedad, Desorden de Pánico.

El joven B., estudiante de 19 años, con promedio académico por encima del normal, durante el primer año de la carrera de medicina vivía en un hostel, pasó la mayor parte de su primer año saliendo con amigos, faltando a clases y viendo películas. Como consecuencia, reprobó los exámenes del primer año. Esto fue un golpe muy fuerte a su autoestima, ya que sus amigos aprobaron sus exámenes. B estuvo ansioso durante más de un año, preocupado sobre cómo le daría a sus padres la noticia, no siendo capaz de concentrarse en nada o de estudiar; estaba muy abrumado y no podía dormir bien. Se anotó dos veces para rendir sus exámenes, pero no se presentó. El hecho de pensar en el examen o en cómo decirle a sus padres la verdad le daba ataques de pánico.

Consultó con un psiquiatra privado, quien le dio un ansiolítico que lo dejaba desanimado y somnoliento la mayor parte del día, por lo que no podía estudiar. Sus amigos y superiores también trataban de aconsejarlo pero “ninguno de sus consejos me ayudaba a estar menos tenso. Me di cuenta de que me estaba volviendo dependiente de los medicamentos, así que empecé a buscar forma natural de resolver este problema”. B se sentó en su primer curso de Vipassana hace más de un año y en el segundo, recientemente. Hace seis meses aprobó su primer examen. Desde su primer curso que no toma medicamentos. En sus propias palabras: “Mi concentración en los estudios ha mejorado tremendamente gracias a la Vipassana. Me he recuperado de los problemas de tensión e insomnio. Soy una persona mucho más feliz ahora que antes. Le recomiendo Vipassana a todos los estudiantes que tengan problemas de concentración en sus estudios.”

Los resultados de sus evaluaciones son:

Evaluación previa a Vipassana 1 año después
Resistencia de la personalidad 62 40
Verificación de síntomas 110 53
Escala de depresión 6 2
Escala de Afrontación 80 54

El ciclo vicioso de reacciones mentales de aversión a sensaciones desagradables acumuladas, gatillado por los ataques de pánico fue el tema central de los problemas de esta persona. Como su ecuanimidad aumentó gracias a la práctica diaria de Vipassana, las impurezas relacionadas a la ansiedad automáticamente disminuyeron en gran medida.

Estudio de Caso 4: Trastorno Obsesivo Compulsivo

Y, un joven de 20 años, estudiante de ciencias de postgrado con personalidad obsesiva pre-mórbida, por 4 años ha tenido un problema. Comenzó a sus 16 años y progresó implacablemente. “El último año y medio ha sido un infierno para mí, ya que casi no voy a clases debido a mis problemas.” Tenía pensamientos obsesivos múltiples, dudas, cavilaciones e imágenes sobre casi todas las actividades cotidianas, con comportamientos compulsivos que prolongaban marcadamente su rutina diaria. Sus obsesiones estaban relacionadas principalmente con la suciedad, el sexo y la mortalidad/morbilidad, y las compulsiones predominantes eran lavar(se) y tocar(se). Tenía impulsos obsesivos ocasionales de dañar a las personas o de romper cosas, que lo agitaban y luego le hacían llorar.

La ayuda obtenida con adecuadas dosis de prueba de antidepresivos y clomipramina, recetados por psiquiatras privados, le ayudaron sólo marginalmente. Y se sentó en su primer curso de Vipassana hace 14 meses. Antes de ello, había aprendido Anapana para reducir su agitación durante el curso. Hace poco participó en su tercer curso sentado. Ahora lo han aceptado en una Escuela de Ingeniería, se siente mejor en un 90%, y ya no toma ningún medicamento. Dice: “Antes enfrentaba mis pensamientos erróneamente, pensando en ellos o tratando de resolverlos, y ambas cosas aumentaban mi ansiedad. Reprimir mis impulsos sólo generaba más agitación. Seguía atando nudos en cada momento del proceso. El cambio fundamental con Vipassana es que ahora he aprendido cómo dejar esos pensamientos, sea cual sea su contenido. Y al trabajar con mis sensaciones, me doy cuenta que todos esos pensamientos perturbadores vienen de la profundidad de mi mente a la superficie y pasan, siempre y cuando los observe sin reaccionar. Ahora me doy cuenta de cómo me he convertido en un esclavo de mi mente.”

Los resultados de sus evaluaciones son:

Evaluación previa a Vipassana 1 año después
Resistencia de la personalidad 102 64
Verificación de síntomas 144 58
Escala de depresión 12 2
Escala de Afrontación 124 86

En este individuo, el fenómeno obsesivo producía ansiedad y sensaciones desagradables asociadas. Al tratar de resolver el problema de un pensamiento tras otro, sólo aumentaba su ansiedad porque estaba ignorando totalmente las sensaciones corporales. Cuando estas sensaciones desagradables excedían un umbral, se complacía con actos físicos compulsivos. Con Vipassana aprendió a tratar de no quitar esos pensamientos obsesivos sino a aceptarlos, prestando más atención a las sensaciones que conllevan y a observarlas con ecuanimidad. Es así como consiguió no generar nuevas reacciones obsesivas y permitió que la antigua reserva de reacciones surja y desaparezca, dándole así mucho alivio.

Estudio de Caso 5: Desorden de Personalidad Borderline

P, un joven de 22 años, soltero y bien educado, tenía el problema de mostrar emociones extremas, especialmente explosiones de ira que, como consecuencia, tensaban todas sus relaciones. “Trataba de mantenerme ocupado, pero cada vez que estaba en soledad me sentía solo y tenía que tomar un trago. Así ha sido mi naturaleza durante muchos años. He tratado en especial de reducir mi enojo pero fue en vano. A veces tenía ganas de terminar con mi vida pero no he podido reunir el coraje suficiente”.

Con la ingesta de litio y carbamazepina estuvo mucho mejor durante un año, pero “Cuando empecé a reducir la dosis hasta dejarla, comenzaron las mismas problemáticas. Mi psiquiatra me dijo que podía tener que tomar las medicinas de por vida y eso me sacudió”. P hizo dos cursos de Vipassana en el lapso de cinco meses y casi no ha perdido un día de práctica en el último año. “Dejé de culpar a otros. Me di cuenta que la causa de mis miserias eran la constante avidez y aversión que continuamente me hacían juzgar a otros o a mí mismo como todo bueno o todo malo. Cuando mis expectativas hacia los demás no se cumplían me peleaba con ellos, rompía relaciones y luego sufría aún más. Ahora mi ira y mi tristeza se han reducido considerablemente. Lo más importante es que he dejado los medicamentos. Esto es sólo el comienzo de mí mismo. Como lo dice nuestro maestro, es un largo viaje hacia adentro y yo estoy experimentando sus beneficios.”

Los resultados de sus evaluaciones son:

Evaluación previa a Vipassana 1 año después
Resistencia de la personalidad 104 76
Verificación de síntomas 208 122
Escala de depresión 16 6
Escala de Afrontación 112 66

La avidez y la aversión hacia sensaciones resultantes de etiquetar a personas y objetos como buenos o malos era el punto clave de su problema. El alcohol le ayudaba a reducir las sensaciones desagradables que acompañaban el sentimiento de tristeza reduciendo el nivel de consciencia hacia ellas. Las explosiones verbales y físicas eran manifestaciones meramente externas de las impurezas mentales de frustración, enojo y agitación. Aprender a manejar las sensaciones desagradables con ecuanimidad ha sido la mayor ganancia hasta ahora en su persona, lo cual ha comenzado a cambiar su personalidad.

Conclusiones

A partir de los estudios de caso arriba mencionados, es evidente que la práctica adecuada de la meditación Vipassana ayudará a aliviar desórdenes mentales. No obstante, requiere de mucha paciencia y diligencia por parte del meditador y consejo psiquiátrico profesional, además de guía de un profesor de Vipassana calificado.

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