Ledi Sayadaw, Cinco Preguntas sobre Kamma 5

Ledi

Al morir un ser consciente, existe un “alma” que deambule a voluntad?

Respuesta: Cuando un ser consciente abandona una existencia, renace ya sea como ser humano, Deva, Brahma, animal inferior o como habitante de una de las regiones del infierno. Los escépticos y las personas ignorantes sostienen que existen estados intermedios (Antarabhava) entre éstos, y que existen seres que no están en los mundos humano, Deva, Brahma, ni en ninguno de los estados de existencia reconocidos en las Escrituras; sino que están en un estado intermedio.

Algunos afirman que estos seres transitorios son poseedores de los cinco 1  khandhas . Algunos afirman que estos seres son “almas” o espíritus desprendidos, sin envoltorio material. Otros dicen que poseen la facultad de la visión, como los Devas, y más aún, que tienen el poder de cambiar a voluntad, en cortos intervalos, de una a cualquier otra de las existencias antes mencionadas. Hay quienes sostienen la fantasiosa y errónea teoría de que estos seres pueden pretender estar en otra existencia de la que realmente están. Así, tomando como ejemplo a uno de estos supuestos seres: él es pobre y aún así imagina ser rico. Puede estar en el infierno y aún así imagina estar en la tierra de los Devas, etc.

Esta creencia en estados intermedios entre existencias es falsa, y es condenada en las enseñanzas buddhistas. Un ser humano en esta vida que debido a su kamma está destinado a ser un ser humano en la próxima, renacerá como tal; aquel que debido a su kamma está destinado a ser un Deva en la próxima, aparecerá en la tierra de los Devas; y aquel cuya vida futura ha de ser en el infierno, se encontrará en una de las regiones del infierno en la próxima existencia.

La idea de una entidad o alma o espíritu “yendo”, “viniendo”, “cambiando” o “transmigrando” de una existencia a otra; es albergada por los ignorantes y materialistas, y ciertamente no está justificada por el Dhamma. No existe tal cosa como “ir”, “venir”, “cambiar”, etc. entre existencias.

La concepción que está en concordancia con el Dhamma tal vez puede ser ilustrada como la imagen arrojada por el cinematógrafo, o el sonido emitido por el gramófono, y su relación con la cinta cinematográfica o la caja de sonido y el disco respectivamente. Por ejemplo, un ser humano muere y renace en la tierra de los Devas. Aunque estas dos existencias son diferentes, aún así la conexión o continuidad entre las dos en realidad no se rompe durante la muerte. Y lo mismo ocurre en el caso de un hombre cuya futura existencia ha de ser el más bajo infierno. La distancia entre el infierno y la morada humana parece ser enorme. Aún así, la continuidad del “paso” de una existencia a la otra, de hecho, no se interrumpe y ninguna intervención de

materia o espacio puede obstaculizar el rumbo del kamma de este hombre desde el mundo de los seres humanos hacia las regiones del infierno. El “paso” de una existencia a otra es instantáneo y la transición es infinitamente más rápida que el pestañeo de un párpado o la luz de un relámpago.

El kamma determina el reino de renacimiento y el estado de existencia en dichos reinos de todos los seres transeúntes (en el ciclo de existencias que debe ser recorrido hasta que finalmente se logre el Nibb±na).

Los kammas son múltiples en sus resultados y pueden verse afectados de muchas maneras. Las ofrendas religiosas (D±na) pueden otorgar a un hombre el privilegio de renacer como ser humano, o como Deva en uno de los seis mundos Deva de acuerdo al grado de mérito de las acciones realizadas. Así también con la observancia de los deberes religiosos (Sila). Los cinco jh±nas o estados de iluminación, se encuentran en los mundos Brahma o Brahma-lokas hasta la cumbre, el vigésimo mundo Brahma. Lo mismo ocurre con las malas acciones, cuyos perpetradores han de ser encontrados, grado tras grado, hasta en las profundidades del infierno más bajo. Así, nuestros kammas, pasados, presentes y futuros, fueron, son y siempre serán la suma total de nuestras acciones, buenos, indiferentes o malos, de acuerdo a si nuestras acciones son buenas, indiferentes o malas. Como se aprecia de lo anteriormente señalado, nuestros kammas determinan los cambios en nuestras existencias.

Por lo tanto, los “espíritus malignos” no son seres en un estado de existencia intermedio o transitorio, sino que son seres verdaderamente muy inferiores, y pertenecen a uno de los siguientes cinco reinos de existencia, que son, a saber: el Mundo de los seres humanos, el Mundo de los Devas, las Regiones del infierno – los Animales bajo los humanos y los Petas.

Éstos últimos son muy cercanos al mundo de los seres humanos. Debido a que su condición es infeliz, son popularmente considerados como espíritus malignos. No es verdad que todos aquellos que mueren en este mundo renacen como espíritus malignos, aunque los seres humanos que tienen muertes repentinas o violentas son propensos a renacer en éstos, los más bajos mundos de Devas.

1 Canda: Los 5 ‘Grupos’, llamados los 5 aspectos en los que el Buddha ha resumido todos los fenómenos físicos y mentales de la existencia, y que aparecen al hombre ignorante como su Ego o personalidad, a saber: (1) el grupo-Corporeidad (r3pa-khandha), (2) el grupo-Sensación (vedan±- khandha), (3) el grupo-Percepción (saññ±-khandha), (4) el grupo-Formación-Mental (saakh±ra- khandha), (5) el grupo-Conciencia (viññaoa-khandha). “Todo aquello que existe de cosas corpóreas, ya sea propio o externo, burdo o sutil, elevado o bajo, lejos o cerca, todo ello pertenece al grupo- Corporeidad. Todo aquello que existe de sensación…de percepción…de formaciones mentales…de conciencia…todo ello pertenece al grupo-Conciencia” (S. VIII. 8f)

– “Buddhist Dictionary” (Diccionario Buddhista) Nyanatiloka

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