Testimonio de un servidor – curso en la cárcel en Brasil

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Llegué a la casa de Robson, viniendo desde Bahia, en la tarde del día 11 de abril de 2018, o sea, una semana antes del curso. En la noche, Robson dijo que al día siguiente, habría una reunión en una prisión masculina en Ribeirão das Neves, región metropolitana de Belo Horizonte, Minas Gerais.

– Buena, vamos para allá – respondí.

Hasta entonces, yo no sabía nada sobre este curso y pensé, que sería una más de tantas otras reuniones que habíamos hecho, con la esperanza de un día, realizar un curso de 10 días, en una prisión de Minas Gerais.

Esa mañana, salimos temprano, nos encontramos con José, en Belo Horizonte  y juntos, fuimos para la Penitenciaría GPA – Ribeirão das Neves. Mi sorpresa fue encontrar a los administradores y a los gerentes de la institución, totalmente involucrados y motivados, para la realización del curso. Luego de una breve reunión, fuimos llevados a un taller de artesanías,  donde trabajaban cerca de 30 presos. Allí, exhibimos el filme The Dhamma Brothers,  explicamos cómo era el curso y a continuación, hubo una sesión de preguntas y respuestas con el profesor Robson. Había muchas dudas, para ellos era algo totalmente nuevo. La mayor parte de las preguntas fueron sobre la cuestión religiosa y sobre la alimentación. Ellos estaban  también  muy curiosos respecto a las filmaciones.

Una vez aclaradas las dudas, volvimos a la sala de la administración para una nueva reunión y para mi sorpresa, el curso fue marcado para comenzar en la semana siguiente. Yo no podía creerlo!

De ahí en adelante, la semana pasó en un instante.

Particularmente, estaba un poco preocupado ya que evaluando a los servidores, apenas yo tenía alguna experiencia en servicio. Aalgunos habían servido una vez; y otros, nunca habían servido en un curso. Excepto José, todos habían sentado apenas en uno o dos cursos de 10 días.

Paulo, un estudiante antiguo que ya sirvió varios cursos, estuvo de acuerdo en servir, lo que me alentó, pero era preciso por lo menos un servidor más, que sea bien experimentado. Intentamos hablar con algunos amigos, pero sin éxito. La preocupación aumentó cuando Robson dijo que Paulo no vendría más. Ocurrió que finalmente, tres días antes de que el curso comience, Paulo confirmó su asistencia, lo que me dio un gran alivio.

Antes de iniciar el curso, volvimos a la prisión para reunirnos con otro grupo de presos. En esa oportunidad, exhibimos el filme Doing Time, Doing Vipassana. Este grupo se mostró menos receptivo, pero hicieron muchas preguntas. Como ocurrió con el primer grupo, el tema central era la religiosidad, la comida y las filmaciones.

Un día antes que el curso comience, fuimos a la cárcel con Clayton, otro servidor del curso y Robson. En esa ocasión, estuvimos en una reunión con los estudiantes inscritos para el curso. Hicimos una sesión corta de Anapana con ellos. Robson hizo una nueva exposición y hubo preguntas y respuestas, para aclarar aspectos del curso. A continuación, Robson entrevistó a cada inscrito por separado.

Entre nosotros, en consenso era  preferible que algún estudiante desista antes de iniciar el curso. Así, nuestra postura y principalmente la del profesor, fue: estimular el desistimiento de quien aún tuviese dudas, sobre su decisión de hacer el curso.De hecho, hubo uno que desistió y fue inmediatamente sustituido (teníamos una lista de espera).

Después de este encuentro, Robson se fue; nos quedamos con Clayton para armar la sala de meditación y arreglar algunos detalles. Así, pasamos nuestra primera noche en la prisión.

Esa noche, comenzamos a aprender sobre algunas rutinas de la prisión. Por ejemplo, después de la cena, cuando los reos van todos para sus celdas,  se inicia una gran bulla, porque los internos de un ala conversan a los gritos, con los de otra ala distante. Más tarde, después del toque de queda, reina un silencio completo y durante la noche, sólo se oye eventualmente, el abrir y cerrar de puertas, cuando los guardias hacen ronda por el penal.

Finalmente, llegó el día 0. Mucho movimiento, principalmente allí, donde todo era novedad para nosotros, para los estudiantes y para el personal del penal. Un ajetreo un poco más allá de lo que estamos acostumbrados a ver. Con todas las adecuaciones, adaptaciones e improvisaciones necesarias, los días 0 y 1 fueron de intenso aprendizaje. En el día 1, un estudiante fue “expulsado” del curso por la administración. Fué sorprendido por las cámaras, cometiendo una infracción que hizo que la administración considere inaceptable, su permanencia en el curso.

Llegó el día 2. El más difícil. Este día, llegamos a dudar que conseguiríamos llevar el curso hasta el final. Hubo algunos incidentes y los estudiantes,  comenzaron a sentirse muy incómodos.

Un incidente en particular, contribuyó para que el ambiente del curso se torne más agitado. Ocurrió que un guardia entró en el área del curso y comenzó a interrogar a un estudiante a los gritos. Fue necesario interrumpir a este guardia y llamar a Robson. Después de ese incidente, dos estudiantes vinieron, juntos, a pedir que llamen a los guardias para llevarlos de vuelta a sus celdas, ya que ellos querían irse inmediatamente, lo que fue atendido prontamente.

Por la noche, en la reunión de servidores, conversamos sobre estos incidentes y sobre las dificultades para llevar el curso adelante. Establecimos, entonces, que si conseguimos llevar el curso hasta el final del día 4, sería un gran hecho. Este pasó a ser nuestro objetivo: llevar el curso hasta el final del día 4, día de Vipassana.

Esa noche fue larga y difícil. Dormí un poco y después, quedé dando vueltas en la cama hasta que aconteció un evento que consideré el punto de giro, para los servidores del curso. Ocurrió que, en el silencio de la madrugada, un prisionero de un ala más distante comenzó a cantar, con una voz muy linda, una canción sencilla de Caetano Veloso. La canción decía:  “Alguien cantando lejos de aquí…” y terminaba con la frase “… donde no hay pecado ni perdón”. Parecía que él cantaba para nosotros, para darnos fuerza. Y dio mucha fuerza.

A la mañana siguiente me levanté con un nuevo ánimo: estaba dispuesto a enfocarme totalmente en el trabajo que teníamos que hacer y a impedir, que factores externos entorpezcan el curso. A lo largo del día, percibí que los otros servidores estaban con el mismo tipo de actitud, todos trabajando muy seriamente. Creo que este cambio nuestro fue percibido por los estudiantes, que también empezaron a trabajar con seriedad. Hubo un gran cambio, y mi impresión fue que, ese día, el curso comenzó de verdad.

Pasó el día 2, pasó el día 3 y finalmente llegamos a la sesión de Metta de servidores del día 4, en la noche!!! Ahora podíamos creer que el curso llegaría hasta el final.

Los días 5 y 6 fueron condensados en uno solo. El discurso del día 5 fue oído a las 13h00; y la del día 6, en el horario normal. Este día, en la tarde (día 6), hubo nuevamente agitación. Noté que siempre que había alguna interacción con el “mundo exterior”, el ambiente quedaba más agitado. En esa ocasión, un interno salió del área del curso, bajo orden judicial, para dar un testimonio en Asuntos Internos. Él volvió en la noche, como a las 18h00.

El día 9 también hubo mucha agitación, esta vez entre nosotros los servidores, pues además de sankharas que subieron a la superficie, teníamos que decidir y organizar la finalización del curso: eran asuntos referentes al día 10, la “ceremonia de clausura”, las filmaciones, la limpieza etc.

Finalmente, sobrevivimos al día 10 y, el día 11, estábamos todos los participantes, muy felices, profesor, servidores, estudiantes, familiares y personal de administración, todos muy felices.

Servir en este curso fue una experiencia particular y única. Sentí una profunda gratitud por la oportunidad de participar de este evento, tan maravilloso. Sentí también mucho orgullo, no orgullo en el sentido egoico de la palabra. Orgullo al notar que mi paso por el planeta Tierra estaba justificado y que yo había hecho un buen uso de esta vida humana.

Todas las dificultades y todo el éxito fueron la reafirmación de una cosa que yo ya sabía:     Dhamma works!

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