Extracto del resumen del discurso Día 9

Sīla – Moralidad

Abstenerse de acciones físicas y verbales que causan daño a sí mismo y a otros. El primero de los tres entrenamientos mediante el cual se practica el Noble Sendero Óctuple. Para un laico, el sīla se practica en la vida diaria siguiendo los Cinco Preceptos:

  • Asumo la regla de entrenamiento de abstenerme de matar seres vivos.
  • Asumo la regla de entrenamiento de abstenerme de tomar lo que no me ha sido dado.
  • Asumo la regla de entrenamiento de abstenerme de conducta sexual inadecuada.
  • Asumo la regla de entrenamiento de abstenerme de la palabra incorrecta.
  • Asumo la regla de entrenamiento de abstenerme de intoxicantes, que son la causa de comportamiento imprudente.

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Extracto del resumen de lo discurso del día nueve del curso de 10 días

Todo sankhara, todo condicionamiento mental es impermanente, siendo su naturaleza el surgir y el desaparecer. Desaparece, pero al momento siguiente surge de nuevo, una y otra vez; así es como los sankharas se multiplican. Si uno desarrolla sabiduría y empieza a observar objetivamente, el proceso de multiplicación se detiene y comienza el proceso de erradicación. Un sankhara surge, pero el meditador permanece ecuánime; entonces el sankhara pierde toda su fuerza y es erradicado. Capa tras capa, los viejos sankharas surgirán y serán erradicados, siempre y cuando uno permanezca ecuánime. Cuantos más sankharas sean erradicados, más felicidad uno disfruta, la felicidad de liberarse de la desdicha. Si todos los sankharas del pasado son erradicados, uno disfruta la ilimitada felicidad de la liberación total.

El antiguo hábito de la mente es reaccionar y multiplicar las reacciones. Algo no deseado sucede y generamos un sankhara de aversión. A medida que el sankhara surge en la mente, va acompañado de una sensación física desagradable. Un momento después, debido a nuestro antiguo hábito de reaccionar, uno vuelve a generar aversión, que, en realidad, va dirigida hacia esa sensación corporal desagradable. El estímulo externo del enfado es secundario; la reacción, de hecho, es hacia la sensación dentro de uno mismo. La sensación desagradable hace que uno reaccione con aversión, lo que a su vez genera otra sensación desagradable, que nuevamente hace que uno vuelva a reaccionar. Así es como comienza el proceso de multiplicación. Si en vez de reaccionar a la sensación, uno sonríe comprendiendo su naturaleza transitoria, entonces no se generará un nuevo sankhara, y el sankhara que haya surgido pasará sin multiplicarse. Al instante siguiente, otro sankhara del mismo tipo surgirá de las profundidades de la mente; al permanecer ecuánimes éste desaparecerá. En el siguiente instante otro surgirá; uno permanecerá ecuánime y éste desaparecerá. El proceso de erradicación habrá comenzado.

Los procesos que uno observa en uno mismo también ocurren en todo el universo. Por ejemplo, alguien siembra la semilla de un árbol baniano. De esta diminuta semilla se desarrolla un gran árbol, que produce innumerables frutos, año tras año, durante toda su vida. Incluso después de haber muerto el árbol, el proceso continúa, porque cada uno de los frutos que el árbol produjo contenía una o varias semillas que tienen la misma cualidad de la semilla original que dio origen al árbol. Cada vez que una de estas semillas cae sobre suelo fértil, germina y se convierte en otro árbol que de nuevo producirá miles de frutos que contienen semillas. Frutos y semillas, semillas y frutos; un proceso interminable de multiplicación. Del mismo modo, cuando por ignorancia uno siembra la semilla de un sankhara, tarde o temprano dará un fruto, también llamado sankhara, que contiene una semilla del mismo tipo. Si uno proporciona tierra fértil a la semilla, germinará y multiplicará la propia desdicha. Sin embargo, si uno arroja las semillas a un suelo pedregoso, no pueden germinar; nada se desarrollará a partir de ellas. El proceso de multiplicación se detiene y automáticamente comienza el proceso inverso, el proceso de erradicación.

Comprended cómo funciona este proceso. Tal como se ha explicado, para que continúe el fluir de la vida, de la mente y de la materia, es necesario el alimento que lo mantenga. El alimento del cuerpo es el alimento que uno come al igual que el ambiente en el que uno vive. Si un día uno no come, el fluir de la materia no se detiene de inmediato, sino que continúa consumiendo las reservas de la energía almacenadas en el cuerpo. Solo cuando se consume toda esa energía almacenada, el flujo se detiene y el cuerpo fallece.

El cuerpo necesita de alimento solamente dos o tres veces al día, pero el flujo de la mente lo necesita a cada instante. El alimento mental es el sankhara. Cada momento el sankhara que uno genera es responsable del mantenimiento del flujo de la conciencia. La mente que surge en el siguiente instante es producto de este sankhara. Cada momento uno alimenta el sankhara, y da continuidad al fluir de la conciencia. Si en algún momento uno no genera un nuevo sankhara, el fluir no se detiene inmediatamente; sino que recurre a la reserva de los antiguos sankharas. Un antiguo sankhara se verá obligado a dar su fruto, es decir, a subir a la superficie de la mente para poder sostener el flujo; se manifestará como sensación física. Si uno reacciona a la sensación empieza de nuevo a crear nuevos sankharas, sembrando nuevas semillas de desdicha. Pero si uno observa la sensación con ecuanimidad, el sankhara pierde su fuerza y es erradicado. En el siguiente momento otro antiguo sankhara debe surgir para sostener el flujo mental. Nuevamente, uno no reacciona, y nuevamente es erradicado. Mientras uno permanezca consciente y ecuánime, capa tras capa de antiguos sankharas saldrán a la superficie y serán erradicados; ésta es la ley de la naturaleza.

Este proceso debe ser experimentado por uno mismo, practicando la técnica. Cuando uno se da cuenta que sus antiguos hábitos, sus antiguos sufrimientos han sido eliminados, entonces comprende que el proceso de erradicación funciona.

En cierta ocasión le preguntaron al Buddha qué es el auténtico bienestar. Contestó que el mayor bienestar consiste en la capacidad de mantener el equilibrio mental a pesar de todas las vicisitudes y altibajos de la vida. Uno podría enfrentarse a situaciones agradables o dolorosas, victorias o derrotas, ganancias o pérdidas, buena fama o mala fama; todos podríamos pasar por todas estas situaciones. Pero ¿puede uno sonreír ante toda situación, con una sonrisa auténtica proveniente del corazón? Si uno posee esta ecuanimidad en las profundidades de su ser, podrá decir que posee la felicidad verdadera.

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