Qué ocurre en el momento de la muerte

goenkaji

(El siguiente articulo fue originalmente publicado en el “Sayagyi U Ba Khin Journal”)

Para entender qué ocurre en el momento de la muerte, comprendamos qué es la muerte. La muerte es como una curva en el continuo río del devenir. Pareciera que la muerte es el término de un proceso de devenir, y ciertamente lo es en el caso de un arahant (un ser totalmente liberado) o un Buddha; pero para una persona ordinaria este flujo de devenir continúa inclusive después de la muerte. La muerte pone fin a las actividades de una vida, y al instante próximo se inician las actividades otra nueva vida. Por un lado está el último instante de una vida, y por el otro lado está el primer instante de la próxima vida. Es como el surgimiento del sol, el cual tan pronto sale desaparece la oscuridad, o como si el momento de la muerte fuera el capítulo de un libro del devenir, y el otro capítulo de la vida comenzara en el próximo instante.

Aunque ningún símil puede transmitir el proceso exactamente, todavía uno podría decir que este flujo de devenir es como un tren corriendo por una vía. Llega a la estación de la muerte y ahí, reduce ligeramente su velocidad por un momento, y acelera otra vez con la misma velocidad. No se detiene en la estación ni siquiera por un momento. Para alguien que no es un arahant, la estación de la muerte no es la llegada sino una conjunción desde donde divergen treinta y un diferentes vías. El tren se dirige tan pronto como llega a la estación a uno u otra de estas vías y continua. El desplazamiento del “tren del devenir”, cuyo combustible es la electricidad de las reacciones kammicas del pasado, se mantiene de una estación a otra, de una vía a otra, en una travesía continua que corre sin parar.

Este cambio de “vías” ocurre automáticamente. De igual forma como el derretimiento del hielo en agua y la cálida agua se transforma en hielo ocurren ambas conforme a la ley de la naturaleza, de igual forma la transición de una vida a otra está controlada por las leyes de la naturaleza. Según estas leyes, el tren no solo cambia de vía por sí mismo, también toma la próxima vía por sí mismo. Para este tren del devenir la conjunción de la muerte, donde el cambio de vías toma lugar, es de gran importancia. Aquí la presente vida, es abandonada, (esto es llamado cuti- desaparición, muerte). El fallecimiento del cuerpo se dá e inmediatamente comienza la próxima vida, (un proceso que es llamado patisandhi- concepción o adopción de un nuevo nacimiento). El momento de patisandhi es el resultado del momento de la muerte; el momento de la muerte genera el momento de concepción. Desde que la muerte genera el próximo instante del nacimiento, la muerte no es solo muerte, sino también nacimiento. En esta conjunción, la vida se transforma en muerte y la muerte se transforma en nacimiento.

Así es como toda la vida es en realidad una preparación para la próxima muerte. Si alguien es sabio, utiliza esta vida de la forma más ventajosa y se prepara para una buena muerte. La mejor muerte es aquella que es la última, es la que no termina en una conjunción sino en un término: la muerte de un arahant. Aquí no habrá mas vía en la cual el tren pueda continuar corriendo; sin embargo hasta que esa parada no se alcance, uno debe asegurar por lo menos que la próxima muerte proporcione el surgimiento en un buen nacimiento y que el término sea alcanzado en su debido momento. Todo depende de nosotros, de nuestro propio esfuerzo. Somos los constructores de nuestro propio futuro, creamos nuestro propio bienestar o nuestra propia miseria así como también nuestra propia liberación.

Como es que somos los creadores de las vías que reciben al incesante tren del devenir? Para responder esto debemos comprender lo que es el kamma (acción).

La volición sana o perjudicial de nuestra mente es kamma. Antes de realizar cualquier acción mental, verbal o física, ya sea saludable o perjudicial, la volición es la raíz de esa acción. La consciencia surge debido al contacto de la puerta de los sentidos, entonces sanna (percepcion o recognición) evalúa la experiencia, surge la sensación (vedana), y entonces se manifiesta la reacción kammica (sankhara). Esta reacción volitiva es de varios tipos. Cuan fuerte es la volición? Cuan lenta, profunda, superficial, pesada o ligera? Según esto variara la intensidad de estas reacciones. Algunas son como una línea dibujada sobre el agua, otras como una línea dibujada sobre la arena y otras como una línea esculpida sobre una roca. Si la volición es sana, entonces la acción también será sana y los frutos serán también beneficiosos; si la volición es insana entonces la acción también será insana y dará frutos de desdicha.

No todas estas acciones resultan en una nueva vida. Algunas son tan superficiales que no darán ningún fruto substancial. Algunas serán un poco más pesadas pero serán consumadas en esta misma vida. No serán transferidas a una nueva vida. Otras siendo todavía mas pesadas continuaran con el flujo de la vida hasta el próximo nacimiento, pero ellas no darán lugar a un nuevo nacimiento. No obstante ellas pueden continuar multiplicándose durante esta vida y la próxima. Muchos kammas sin embargo, son bhava-kammas, o bhava-sankharas, aquellos que dan lugar a un nuevo nacimiento, una nueva vida. Cada uno de estos bhava-khammas (acciones que generan el proceso del devenir) conlleva una fuerza magnética que esta entonada con las vibraciones de un plano particular de la existencia. Las vibraciones de un particular bhava-kamma se enlazará con las vibraciones del bhava-loka (mundo, plano) que posea la misma intensidad y ambas se atraerán la una a la otra según la ley universal perteneciente a las fuerzas del kamma.

Tan pronto como estos bhava-kammas son generados, este “ferrocarril del devenir” se atraerá a una u otra de las treinta y un vías en la estación de la muerte. En realidad estas treinta y un vías son los treinta y un planos de la existencia. Estos están comprendidos por los once kamma-lokas (reinos de la sensualidad: los cuatro planos inferiores de la existencia y los siete planos humanos y celestiales); dieciseis rupa-brahma lokas (donde moran los cuerpos de materia sutil), y los cuatro arupa brahma lokas (planos no materiales donde solo mora la mente).

En el último momento de esta vida, surgirá un especifico bhava-sankhara. Este sankhara capaz de dar un nuevo nacimiento se conectara con vibraciones similares de algun plano de existencia. En el momento de la muerte se abre todo el campo de los treinta y un planos de la existencia, así que depende de que sankhara surja, de igual forma como el tren de la existencia corre de una vía a la próxima. De la misma forma como un tren se desvía a una nueva vía, la fuerza de la reacción del bhava-kamma provee un empuje al flujo de consciencia hacia una nueva existencia. Por ejemplo, el bhava-kamma de la ira o la malicia, siendo de una naturaleza de calor y agitación, hará frecuencia con algunos de los planos inferiores de la existencia. Similarmente, un bhava-kamma de la naturaleza de metta (amor compasivo), la cual posee vibraciones de paz y calidez puede solo hacer frecuencia con alguno de los brahma-lokas. Esta es la ley de la naturaleza, y estas leyes son perfectamente “computarizadas” de tal manera que jamás puede manifestarse una imperfección en la operación.

En el momento de la muerte, generalmente, algún intenso sankhara surgirá, puede ser de una naturaleza sana o de una naturaleza perjudicial. Por ejemplo, si uno ha asesinado a su propio padre o madre, o tal vez a una persona santa, en esta vida, la memoria de este episodio surgirá en el momento de la muerte. Asimismo si uno ha realizado alguna practica de meditación profunda, un estado mental similar surgirá.

Cuando no existe el surgimiento de tan denso bhava-kamma, entonces un comparativo y menos denso kamma surgirá. Cual sea la memoria que se despierte se manifestara como kamma. Por ejemplo, uno puede recordar el beneficioso kamma de ofrecer alimento a una persona santa, o uno puede recordar el asesinato de alguien. Reflexiones de este tipo de kammas del pasado pueden surgir. De otra forma, objetos relacionados con el particular kamma también pueden surgir. Uno puede ver el plato lleno de comida que fue ofrecido como dana, o el arma que fue utilizada para matar a alguien. Estos son llamados kamma-nimittas (signos).

En otro caso, un signo o un símbolo de la próxima vida puede aparecer. Este es llamado gati-nimitta (signos de partida). Estos nimittas corresponden a lo que está siendo atraído en el próximo bhava-loka, tal como la escena de algún mundo celestial, o tal vez un mundo animal. La persona que muere experimentará uno de estos signos como una advertencia, de igual forma como las luces de un tren iluminan la vía que está en frente. Las vibraciones de estos nimittas son idénticas a las vibraciones del plano de la existencia del próximo nacimiento.

Un buen meditador de Vipassana tiene la capacidad de eludir las vías que lo conducen a los planos inferiores de la existencia. Este claramente entiende las leyes de la naturaleza, y practica manteniéndose listo para la muerte en todo momento. Si ha alcanzado una edad avanzada, existen entonces mayores motivos para mantenerse consciente todo el tiempo, que preparaciones deben emprenderse? Uno debe practicar Vipassana permaneciendo ecuánime a cualquier sensación que surja en el cuerpo y rompiendo los hábitos de conducta de reaccionar ante las sensaciones desagradables. Así la mente, la cual se encuentra usualmente generando sankharas perjudiciales, desarrolla un nuevo habito de permanecer ecuánime. Muy frecuentemente al momento de la muerte, si no existieran sankharas muy pesados surgiendo en el momento, comienzan a ocurrir habituales reacciones; y como se está desarrollando un nuevo sankhara uno antiguo proveniente de su reciento de almacenamiento puede removerse y aparecer en la superficie, cobrando poder mientras surge.

El momento previo de la muerte, es muy parecido a aquel en donde se experimentan sensaciones muy desagradables. La vejez, la enfermedad y la muerte son dukkha (desdicha). Produce sensaciones desagradables de los tipos más gruesos. Si uno no es capaz de observar estas sensaciones con ecuanimidad, entonces uno reaccionara probablemente con sentimientos de ira, irritación, tal vez malicia, el cual provee la oportunidad para que surja un bhava-sankhara con una vibración parecida. Sin embargo, como en el caso de algunos buenos y desarrollados meditadores, uno puede trabajar la evasión a las reacciones a estas sensaciones de inmenso dolor por medio de la ecuanimidad en el momento de la muerte. Entonces, inclusive los bhava-sankharas que yacen profundo en el bhavanga (sitio de producción y nacimiento del kamma) no tendrán la oportunidad de surgir. Una persona ordinaria permanecerá usualmente aprehensiva, e inclusive pueden aparecer ataques de terror previamente a la muerte y así dará oportunidad para que un temible bhava-sankhara surja en la superficie. De igual forma, aflicción, tristeza, depresión y otros sentimientos pueden surgir en el pensamiento de separación de los seres amados, y el sankhara relacionado con ello puede surgir y dominar la mente.

Un meditador de Vipassana, debilita los sankharas por medio de la observación de todas sus sensaciones con ecuanimidad y así no permite que surjan en el instante de la muerte. La preparación real para la muerte es esta: desarrollar un habito de conducta de observación repetitiva de las sensaciones que se manifiestan en el cuerpo y la mente con ecuanimidad conjuntamente con la comprensión de anicca.

En el momento de la muerte, el fuerte habito de la ecuanimidad automáticamente aparecerá y el tren de la existencia hará su enlace en una vía donde será posible practicar Vipassana en una nueva vida. En este sentido, uno se salva a si mismo de nacer en un plano inferior y consigue un plano más alto lo cual es muy importante ya que la Vipassana no puede practicarse en los planos inferiores de la existencia.

Un meditador que al momento de la muerte es afortunado de tener parientes o amigos cerca que puedan ayudar mantener una buena atmósfera de Dhamma, libre de lamentación y oscuridad; personas que generan metta, posee las condiciones más favorables para una muerte pacifica.

Algunas veces un no-meditador puede lograr un renacimiento favorable en el momento de su muerte debido a la manifestación de beneficiosos bhava-sankharas como por ejemplo la generosidad, la moralidad y otras fuertes y saludables cualidades. Pero la adquisición especial de un meditador de Vipassana ya establecido es tal que lo capacita para lograr una existencia donde pueda continuar la práctica de Vipassana. De esta forma, mediante la lenta reducción del ‘stock’ de bhava-sankharas acumulados en el bhavanga de este flujo de consciencia, uno reduce su viaje por el devenir y consigue el objetivo final más pronto.

Uno entra en contacto con el Dhamma en esta vida debido a los méritos que ha realizado en el pasado. Hace de esta vida un éxito a través de la práctica de Vipassana. Entonces cuando muere, lo hará con la experiencia de la ecuanimidad mental, trayendo consigo buenos seres para el futuro.

Nota final: La analogía de un tren cambiando de vías no debería mal interpretarse con la transmigración ya que ninguna entidad va de una vida a la otra. Nada pasa de una vida a la otra excepto la fuerza de los kamma-sankharas acumulados.

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